top of page

Micro y macronutrientes: ¿Por qué la salud del suelo es tu mejor nutricionista? 🍎🦠

Existe una conexión directa y vital entre la calidad de los alimentos que consumimos y la salud del suelo donde se cultivan. El debate sobre los nutrientes en nuestros cultivos no se trata solo de la cantidad de cosecha, sino de la densidad nutricional: ¿los alimentos que comemos nos están proporcionando realmente las vitaminas y minerales que necesitamos?

La respuesta comienza con los elementos esenciales para la vida: los micro y macronutrientes del suelo.

Mini zanahorias de la huerta.
Mini zanahorias de la huerta.

Los micro y macronutrientes del suelo: La diferencia esencial.

Las plantas, al igual que los humanos, necesitan una dieta equilibrada de elementos. Estos se clasifican según la cantidad que requieren:

  • Macronutrientes: Necesarios en grandes cantidades. Los primarios son el Nitrógeno (N), el Fósforo (P) y el Potasio (K). Son la base de las estructuras de la planta, la transferencia de energía y el crecimiento. El famoso NPK que venden las empresas agroquímicas.

  • Micronutrientes: Requeridos en cantidades muy pequeñas (trazas), pero son igualmente indispensables. Elementos como el Hierro (Fe), Zinc (Zn), Manganeso (Mn) y Boro (B) son cruciales.


Funciones vitales: El papel estelar del Zinc y el Hierro

En las plantas, los micronutrientes actúan como cofactores de enzimas clave para la fotosíntesis, la respiración, la división celular y la formación de vitaminas. Sin suficiente Zinc, las plantas sufren un crecimiento reducido y deficiente formación de frutos.

La importancia se traslada directamente a nuestra dieta:

  • El Hierro (Fe) es fundamental para la formación de hemoglobina en humanos.

  • El Zinc (Zn) es vital para el sistema inmunológico, la cicatrización de heridas y el desarrollo cognitivo.

Si la planta no puede absorber estos micros del suelo, nuestros alimentos serán "calorías vacías" nutricionalmente.


El vínculo perdido: Microorganismos como liberadores de nutrientes.

La fertilización convencional, centrada en los macronutrientes NPK, ignora la compleja biología del suelo. La mayoría de los microelementos existen en el suelo, pero están "fijados" o unidos a compuestos insolubles.

Aquí es donde los microorganismos del suelo entran en acción, tal como indican diversos estudios científicos:

  1. Solubilización de nutrientes: Bacterias y hongos (como Bacillus spp. y micorrizas) segregan ácidos orgánicos que rompen los complejos minerales, liberando el fósforo y el zinc a formas asimilables para la planta.

  2. Quimio-reducción de hierro: En suelos alcalinos, microorganismos liberan sideróforos, compuestos que atrapan el hierro (Fe³⁺) y lo reducen a una forma (Fe²⁺) que las raíces pueden tomar.

  3. Ciclaje por predación: Protozoos y nematodos benéficos, al depredar las bacterias, liberan el exceso de nutrientes que estaban inmovilizados, dejándolos disponibles para la planta.

En resumen: Un suelo sano es un sistema digestivo gigante. Los microorganismos "digieren" la materia orgánica y los minerales, convirtiendo lo inaccesible en formas biodisponibles que la planta absorbe fácilmente.
Cosechas diarias.
Cosechas diarias en nuestra huerta de La Gomera.

El efecto carencia y el desequilibrio: El negocio de la deficiencia.


El enfoque de la agricultura moderna en la aplicación masiva de fertilizantes químicos NPK, si bien "aumenta el rendimiento", genera un efecto de dilución nutricional. La sobreaplicación de NPK estimula un crecimiento rápido que no puede ser sostenido por la absorción limitada de micronutrientes, los cuales quedan fijados por la alteración de las condiciones del suelo. La planta crece, pero con menor concentración de micronutrientes.

Este es el problema central: un suelo desequilibrado biológicamente descuida la liberación de micronutrientes. Como resultado, la cadena alimentaria se vuelve deficiente: la planta carece, nosotros carecemos.

Esta deficiencia nutricional en la base de la cadena obliga a los consumidores, en muchos casos, a acudir al mercado farmacéutico para comprar suplementos, vitaminas y aminoácidos que sus alimentos frescos ya no proporcionan con la misma eficacia. El problema de salud pública comienza en la agricultura.
Plato con verduras de la huerta.
De la huerta (orgánica) a la mesa <3 .

La conexión final: Del suelo a tu microbiota intestinal.


La relación entre los nutrientes, los alimentos y nuestra salud culmina en nuestro intestino, donde reside la microbiota intestinal, una comunidad de billones de microorganismos que son esenciales para nuestra salud integral.


1. La dieta como modulador de la microbiota

La composición de nuestra microbiota está fundamentalmente determinada por lo que comemos:

  • Fibra y compuestos bioactivos: Los alimentos cultivados en suelos sanos son ricos en fibra (prebióticos) y compuestos fenólicos, que son el alimento preferido de las bacterias intestinales beneficiosas (Bifidobacterium, Lactobacillus).

  • Metabolitos clave: Cuando estas bacterias fermentan la fibra, producen ácidos grasos de cadena corta (AGCC) como el butirato. El butirato es la principal fuente de energía para las células del colon y es crucial para mantener la integridad de la pared intestinal y modular nuestro sistema inmunológico.


2. El Vínculo "Microbioma-a-Microbioma" (Soil-Gut Axis)

Estudios recientes sugieren una conexión profunda entre la diversidad de microorganismos del suelo y la diversidad de la microbiota humana:

  • Inoculación natural: Al consumir alimentos frescos y mínimamente procesados, estamos ingiriendo también una pequeña cantidad de la microbiota que vive en la superficie del cultivo (la filosfera) y en el suelo. Esta exposición a la biodiversidad del suelo puede contribuir a la diversidad y resiliencia de nuestro propio microbioma.

  • Riesgo de toxicidad: Por el contrario, la salud del suelo determina si los alimentos contienen residuos de plaguicidas o antibióticos. Diversos informes de la FAO han señalado que estos residuos pueden alterar negativamente la composición de la microbiota intestinal humana, contribuyendo a problemas crónicos de salud.


La salud humana, a fin de cuentas, tiene sus raíces en la salud del suelo. Alimentar la tierra con biología, como se hace con el compost o los extractos microbianos, no es solo una práctica agrícola, es una estrategia de salud pública para restaurar la densidad nutricional de nuestros alimentos y el equilibrio de nuestro ecosistema interno.

Comentarios


bottom of page