Producir, seleccionar, preservar y compartir semillas.
- Priya
- hace 3 días
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La filosofía de preservar la semilla libre.
En un mundo agrícola dominado por los monocultivos y las patentes corporativas, la decisión de producir, seleccionar, preservar y compartir semillas orgánicas no es solo una práctica de jardinería, sino un profundo acto de soberanía alimentaria y resiliencia. Estas semillas, a menudo llamadas criollas, autóctonas o de Polinización Abierta (OP), son el tesoro de la biodiversidad agrícola, adaptándose generación tras generación a las condiciones climáticas y del suelo locales.
Este proceso de custodia es la base de la agroecología y representa una estrategia vital para garantizar sistemas alimentarios sanos y diversos en el futuro.

La producción y selección: El arte de la adaptación.
La semilla orgánica que produces es un reflejo de tu entorno. A diferencia de las semillas híbridas F1, que producen plantas uniformes pero no viables para replantar (ya que la siguiente generación será impredecible y de bajo rendimiento), las semillas de polinización abierta (OP) son genéticamente estables. Esto significa que si seleccionas bien la planta madre, la descendencia mantendrá las características deseadas.
Criterios de selección
La selección de semillas es un proceso de mejoramiento genético participativo donde el/ agricultor/a ejerce una influencia directa en la adaptación. Los estudios agronómicos destacan que el conocimiento campesino es clave para el éxito a largo plazo, ya que prioriza rasgos que las empresas no consideran (sabor, resistencia a condiciones edafoclimáticas - relativo a suelo y clima - específicas, etc.).
Pasos clave:
Observación y adaptación local: Selecciona sólo las plantas que se han desarrollado mejor en tus condiciones específicas. Busca aquellas con mayor vigor, resistencia a plagas y enfermedades, y una fructificación abundante. Este proceso se conoce como selección masal positiva.
Mantener la diversidad genética (población): Para cultivos que requieren polinización cruzada (alógamos, como el maíz o la calabaza), es crucial seleccionar semillas de un gran número de plantas madre y no solo de unas pocas. Si no se mantiene una población suficiente, la endogamia reduce el vigor y la capacidad de la variedad para adaptarse a futuros cambios. Es decir que debes coger varias semillas, de diversas plantas; ¡mientras más diversidad, mejor!
Aislamiento y pureza: Para evitar la hibridación no deseada (cruce) entre variedades, especialmente en especies alógamas, es necesario garantizar un aislamiento espacial (separación por cientos de metros) o temporal (diferentes fechas de floración). Cuando no se cuenta con el espacio, basta con proteger la flor con una bolsita de tela para evitar la hibridación.
Selección de las semillas: Alguna vez leímos que lo ideal es coger las semillas del primer fruto, ya que en estas, la planta se está asegurando de enviar toda la información genética garantizando así su futuro. ¿Tiene sentido, verdad?

La ciencia de la preservación: Viabilidad a largo plazo
Una semilla debe conservarse en un estado de latencia para mantener su viabilidad (su capacidad de germinar) durante años. El secreto de la preservación se basa en dos principios: sequedad y frío.
El desafío de la humedad (viabilidad)
La regla general para las semillas llamadas ortodoxas (la mayoría de las hortalizas) es que cuanto más baja es la temperatura y la humedad de la semilla, más tiempo dura.
Secado: Es el paso más crítico. Las semillas deben secarse a fondo, pero sin exponerlas al sol directo ni a temperaturas superiores a 35 °C para evitar dañar el embrión. El objetivo es alcanzar un contenido de humedad del 5% al 8%. Un método práctico es dejar que el fruto madure completamente en la planta y luego terminar de secar las semillas a la sombra, en un lugar bien ventilado.
Almacenamiento hermético: Una vez secas, las semillas son fuertemente higroscópicas (absorben la humedad ambiental). Deben guardarse en recipientes absolutamente herméticos para evitar que reabsorban agua. Los frascos de vidrio con tapas selladas son el estándar de oro para el almacenamiento a pequeña escala. Nosotros reutilizamos los recipientes donde vienen las tiras para medir la glucosa de las personas diabéticas (tiras reactivas glucemia); son perfectas porque son herméticas y además, tienen en el fondo bolitas de gel de sílice, que absorben la humedad.
Temperatura: El frío reduce la tasa metabólica de la semilla. Almacenarlas en la oscuridad y a una temperatura constante y baja (como el refrigerador) prolonga significativamente su vida útil.

Compartir: La soberanía y el movimiento de la semilla.
La conservación de semillas no es un fin individual, sino un acto comunitario. La agrobiodiversidad (la variedad de vida en los campos) es nuestra principal defensa contra el cambio climático y las plagas.
La Lucha de Vandana Shiva y Navdanya
La física y ecofeminista india Vandana Shiva ha liderado el movimiento global por la Soberanía de la Semilla (también llamada Bija Swaraj). A través de su fundación Navdanya (que significa "Nueve Semillas"), ella ha establecido una red de bancos de semillas comunitarios en India y en el mundo.
Shiva argumenta que las semillas son un patrimonio común de la humanidad y que la biopiratería y la patente de semillas por parte de grandes corporaciones representan una amenaza para la seguridad alimentaria y la libertad de los agricultores.
Reflexión de Vandana Shiva: “La conservación de las variedades locales depende de que sean cultivadas y apreciadas, lo que las mantendrá vivas, siendo así más posible proteger el material genético que contienen de la erosión genética.”
El poder del intercambio.
El acto de compartir semillas mediante ferias, intercambios o bancos comunitarios no solo asegura que el material genético no se pierda, sino que también permite que las variedades se adapten a nuevos microclimas y se enriquezcan con nuevas características a través del mestizaje genético natural. Esto es crucial para la resiliencia de los cultivos ante condiciones ambientales cambiantes.
Los estudios sobre los bancos de semillas a cargo de agricultores (conservación in situ) demuestran que, al permanecer en su entorno cultural y agronómico de origen, las semillas continúan evolucionando y adaptándose, un factor que no se replica en los grandes bancos de germoplasma refrigerados (ex situ).

Tú eres el/la guardián/guardiana.
Al producir, seleccionar, preservar y compartir tus semillas orgánicas, te conviertes en parte de una tradición milenaria y un movimiento moderno por la justicia ecológica. Estás asegurando la diversidad de nuestro plato y la resiliencia de nuestra tierra.
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